Del 2 al 15 se llevó a cabo la 27º Misión Diocesana en El Impenetrable. Tuvo lugar en la extensa parroquia de Juan José Castelli y Miraflores. Durante las dos semanas de actividades, han participado sacerdotes de las distintas parroquias de la diócesis y las actividades estuvieron coordinadas por el Asesor Diocesano para la Misión, padre Rubén Pérez y un equipo de laicos.
Los
misioneros se alojaron en capillas y escuelas de los diferentes barrios y
parajes. Durante esos días han podido visitar a las familias, impartían
catequesis, preparaban al sacramento del Bautismo e invitaban a las
celebraciones que se realizaban todas las tardes.
El
párroco de Juan José Castelli y Miraflores, el padre Osvaldo Santillán, agradeció
la presencia numerosa de jóvenes y algunos adultos en su parroquia y animó a
cada uno a volver a esa zona el próximo año para fortalecer la fe de las
familias y acompañar las actividades que realizan los distintos agentes de
pastoral durante todo el año.
Misión
del Seminario
Del
16 al 25 de enero, seminaristas y otros jóvenes, que periódicamente participan
de los encuentros mensuales de formación que ofrece el Seminario Diocesano Cura
Brochero, se dirigieron a la comunidad de Zaparinqui, a unos 100 kilómetros de
la Sede Diocesana. Acompañó un Formador del Seminario, padre Daniel Segovia y
el Asesor de la Misión, padre Rubén Pérez.
Las
visitas a las familias fueron unos de los momentos que más anhelaban los
jóvenes. Han escuchado con atención a las personas, han compartido su
experiencia de fe e invitaban a las actividades y celebraciones que se
realizaban todos los días en la Capilla del pueblo.
La
comunidad Sagrado Corazón de Zaparinqui también pertenece a la parroquia
Nuestra Señora del Valle de Juan José Castelli. Esta parroquia es una de las
más extensas y más poblada de la diócesis. Abarca cerca de 60 comunidades donde
periódicamente se realizan actividades de catequesis y celebraciones
litúrgicas. Además comprende grandes comunidades urbanas. Muchos de los barrios
esperan concretar un lugar para construir una capilla y tener espacios para las
actividades de catequesis y promoción humana. Cuenta con dos sacerdotes
permanentes y un tercero que colabora algunos días en la semana. También
integran la pastoral las religiosas Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia
que atienden una unidad educativa desde nivel inicial hasta secundario. Hay un
segundo colegio que atiende desde el nivel inicial hasta carreras terciaras que
es atendido desde el obispado. Otra congregación la integran las Hermanas
Ursulinas que están radicadas en el Paraje Las Hacheras, a 80 kilómetros de la
sede parroquial. Desde allí, apoyan actividades varias en números parajes.
Tanto
los misioneros que se dirigieron a Juan José Castelli y Miraflores como a Zaparinqui,
destacaron que vivieron esos días en un clima de alegría y oración constante. Destacaron
que esa experiencia los ayudó a comprometerse más con su ser cristianos. Escuchando
a las familias y recibiendo la atención espiritual de los sacerdotes que
acompañaban han recibido un nuevo impulso para volver a sus parroquias de
origen y colaborar con las tareas que allí se realizan durante el año.
Por
su parte, las familias visitadas agradecieron emocionadas la posibilidad de
participar casi todos los días de la Santa Misa y recibir catequesis.
Recordaron que en algunos parajes, los sacerdotes solo pueden celebrar los
sacramentes dos o tres veces durante el año y los catequistas son muy pocos
para atender tantas comunidades.
El
acompañamiento del obispo
Monseñor
Hugo Nicolás Barbaro, obispo de la diócesis, estuvo en la organización de las
actividades e hizo llegar a todos los misioneros su cercanía y su bendición.
Además animó a los jóvenes que a su regreso puedan seguir con detenimiento por
las redes sociales y los distintos Medios todas las actividades que el Papa
Francisco desarrollaría en la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, una
experiencia de fe que ayudará a cada uno a continuar siendo un buen misionero en
sus comunidades de origen.