En el marco del Día Mundial de la Alfabetización, que se celebra el 8 de septiembre, el Defensor del Pueblo Adjunto de Buenos Aires, Walter Martello, difundió un informe con distintos indicadores -basados en datos oficiales del INDEC y de las Pruebas Aprender- vinculados con las dificultades que atraviesa la alfabetización tradicional y digital en la Argentina. |
Algunos de estos indicadores son: -Más de 231 mil niños, niñas y adolescentes, de entre 4 y 17 años no asiste a ningún establecimiento educativo y crece el número de jóvenes adultos con los estudios primarios incompletos -Cae la inversión pública en programas educativos destinados a la promoción de la lectura y el fortalecimiento de la educación secundaria. -También se registra una marcada desinversión en iniciativas que apuntan a combatir el analfabetismo informático y la brecha digital. -Cerca del 50% de los NNyA vive en hogares que, según el INDEC, tienen clima educativo “bajo” o “muy bajo”. -El porcentaje de alumnos bonaerenses provenientes de hogares con Nivel Socioeducativo (NSE) Bajo, que mostraron un nivel no satisfactorio en la prueba de Lengua, duplica el porcentaje de alumnos provenientes de hogares con NSE Medio que obtuvieron igual calificación: 14,4% frente 6,5%. Martello remarcó, además, que “urge conformar un nuevo Plan Nacional de Alfabetización que contemple el uso intensivo de nuevas tecnologías de información y comunicación”. El 8 de septiembre de 1988 se alcanzó un logro histórico. En París, el Estado argentino fue distinguido por los resultados exitosos del Plan Nacional de Alfabetización, puesto en marcha cuatro años antes, en los inicios de la recuperación democrática. La distinción fue otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en el marco de la celebración del Día Mundial de la Alfabetización. Esa fecha fue instituida en 1966 con el objetivo de concientizar, en todo el mundo, acerca de la importancia de lo que significa poder garantizarle, a todos los seres humanos, el derecho básico de aprender a leer y escribir. Con el correr de los años, el Plan Nacional de Alfabetización, que había sido destacado y premiado por la UNESCO, se fue desmembrando. Hoy tan solo es un recuerdo, a lo sumo un objeto de estudio tenido en cuenta en ámbitos académicos, pese a que el analfabetismo nunca se pudo desterrar del todo en Argentina. El censo de 2001 mostró que el 2,6% de la población mayor a 10 años no sabía leer y escribir, y una década más tarde ese indicador rozó el 2%. A su vez, la irrupción de nuevas tecnologías y de la Tercera Revolución Industrial -también llamada Revolución científico-tecnológica (RCT), Revolución de la inteligencia (RI) o Tercera revolución tecnológica)- hicieron que aparezcan nuevas formas de analfabetismo. Se comenzó a hablar de la llamada brecha digital, es decir, la separación que existe entre las personas (comunidades, estados, países) que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas o que aunque las tengan no saben cómo utilizarla. De esta forma, la Argentina se encuentra en una situación donde se mantienen vigente nichos de analfabetismo tradicional, miles de niños no concurren a ningún establecimiento educativo y millones de personas no han podido completar sus estudios primarios A su vez, otras millones de personas padecen de analfabetismo informático o digital, viéndose imposibilitadas de navegar en la web, acceder a contenidos multimedia, interactuar mediante las redes sociales, y tener la capacidad para localizar, organizar, entender, evaluar y analizar información utilizando tecnología digital.
Indicadores a tener en cuenta En nuestro país, cerca del 50% -más precisamente el 47,4%- de los niños, niñas y adolescentes actualmente viven en hogares que tienen, según la definición del propio Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), “Bajo” o “Muy bajo” clima educativo. Más de 2,7 millones de NNyA se encuentran en esa situación. Se trata de indicadores estadísticos que miden el promedio de la cantidad de años de escolaridad formal de los mayores de 18 años de cada hogar, lo que da lugar a un valor de clima educativo que luego se categoriza en diferentes niveles. De esta manera, la medición del INDEC le asigna a cada niño, niña o adolescente en edad escolar el valor de clima educativo del hogar al que pertenece. Ver informe completo https://waltermartello.com.ar/ |