Ramona
Benítez había denunciado a su ex pareja
por violencia de género 17 veces ¡¡¡17!!! Se había expuesto 17 veces a la dramática situación de ir a una
Comisaría y volver a vivir el horror al contarlo, con el dolor en el cuerpo y
la pena en el alma. El 12 de julio 2020 su
agresor la interceptó 80 metros antes de la Comisaría de Presidencia de la
Plaza, ella iba a hacer la denuncia número 18, pero no llegó porque en plena vereda, él le cortó la garganta y la
mató.
En un
comunicado difundido días después, la Procuración General dijo que Ramona “sólo había denunciado a Navarro ante la
policía de la ciudad”... ¡qué molesto ese “sólo” señores, qué molesto!
Hoy hace frío
y llueve en Sáenz Peña, el día está especial para estar adentro. Pero dos
compañeras de la agrupación tuvieron que dejar el calor de sus casas para
acompañar a una mujer a hacer la cuarta
denuncia por violencia de género. Y no es tan sencillo como ir hasta la
comisaría y listo, porque primero está la resistencia
a tomar la denuncia, el tristísimo momento de ver cómo maltratan otras mujeres, la espera, el ninguneo. Y la imagen de
Ramona nos sobrevuela como una alerta. Y
el miedo nos rasca los tobillos, y la experiencia en la Comisaría nos revuelve
el estómago, pero ahí estamos, con frío, con asco, pero con coraje.
¿Qué más quieren que hagamos? ¿Qué más
tiene que pasar? ¿Tenemos que ir con los pies para delante para que alguien
active las acciones que corresponden?
¿Qué nos
queda a las organizaciones que trabajamos para
acompañar a las mujeres en situación de violencia, cómo les explicamos que
hacer la denuncia es muy importante? ¿Con qué cara el sistema judicial nos
responde? Porque queremos que nos respondan, les estamos interpelando
directamente, reclamando y acusando de ser una corporación que sostiene y
reproduce la violencia hacia a las mujeres y además se nos ríe en la cara con
total impunidad.
Imaginamos
que dirán que el sistema está colapsado, que hacen falta más fiscales, más
funcionarios. Pero ¿Cómo es que ciertas
causas viajan por autopistas judiciales y otras van en un carro desvencijado
que nunca llega?
La actuación
del Estado es fundamental en la lucha contra las violencias de género, no puede
ser cómplice. Por eso desde las agrupaciones reclamamos que:
-Se cumpla
con la ley Micaela.
- Haya una
sanción para quienes (por omisión) dejan a las mujeres que denuncian en una
situación de extrema vulnerabilidad.
- El sistema
judicial y las fuerzas policiales cumplan con su tarea.
No les
pedimos que se hagan feministas, les pedimos que cumplan con su trabajo.