Deportes: Secretos, peleas y obsesiones de César Luis Menotti, el hombre que inventó la selección nacional

05/05/2024 | 435 visitas
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El Flaco falleció a los 85 años, pero dejó un legado invaluable, que llegó a La Scaloneta.


César Luis Menotti inventó la Selección Argentina. Puede parecer una exageración y hasta un injusto menosprecio con siete décadas de historia de nuestro fútbol. Pero no lo es. Este hombre que acaba de morir a los 85 años, fue quien creó las condiciones para que la Selección tuviera un marco estable, con un plan a largo plazo. Sus méritos, en ese sentido fueron varios. La estructura y el diseño del trabajo fueron originales e inteligentes. La determinación del técnico fue un factor clave para soportar presiones e intentos de desplazamiento desde el día de su asunción. Pero Menotti, además de un plan, enarboló una idea. Propugnó por una vuelta a las raíces de la mejor tradición del fútbol argentino. Imaginaba, declamaba, un juego que se emparentaba con el que Peucelle, Pedernera, Grillo y otros viejos maestros defendían: La Nuestra. Sin embargo su equipo pocas veces logró ese juego vistoso, de elaboración y fantasía. La obligación de estar a tono de la exigencia física de la elite, de darle velocidad a un juego históricamente cansino, convirtió a su Selección (en especial a la del Mundial 78) en un equipo eléctrico, frontal, vertiginoso. Poco importaba. El carisma del Flaco era un imán. Con un discurso articulado, una retórica hipnótica y una fuerte personalidad se transformó en el gran personaje del fútbol argentino de esos años y en el referente de una ideología futbolística.

Asumió la dirección técnica de Argentina muy joven, con apenas 35 años. Su carrera como jugador aunque exitosa (Central, Racing, Boca, Santos y hasta algunos partidos en la Selección) había estado debajo de sus posibilidades. Grandes condiciones, extraordinaria pegada y elegancia se combinaban con languidez, absoluta ausencia de sacrificio y un marcado desdén por todo lo que no fueran funciones ofensivas. Su paso como director técnico por Huracán fue consagratorio. Logró conformar un equipo de todos los tiempos, inolvidable. Luego de la floja actuación argentina en Alemania 74 se imponía un cambio. La proximidad del Mundial 78 exigía otro tipo de trabajo. Menotti estuvo en el lugar indicado en el momento indicado. David Bracuto, el presidente de la AFA por esos días, había sido su presidente en Huracán. Sus principales rivales para asumir eran dos figuras muy disímiles. Por un lado, una gloria como Alfredo Di Stéfano, por el otro Carlos Griguol, técnico volcado al orden y a la táctica que venía destacándose en Rosario Central. Menotti, con el aval de Lorenzo Miguel, sindicalista de peso, ganó la pulseada.


Su trabajo fue excepcional. Creo un plan, dispuso reglamentos, luchó contra adversidades, soportó críticas feroces. En 1975 trabajó con cuatro equipos distintos, fue el año de las cuatro selecciones. La primera era la Selección de Santa Fe que combinaba jugadores de Unión (de un gran año con Gatti y Luque entre otros), Colón, Newell´s y Rosario Central. Ese equipo afrontó la Copa América cuyos rivales eran Brasil y Venezuela. El origen de esta selección tiene que ver con nuestro clásico rival: Brasil jugaría el torneo con un combinado de Minas Gerais y Menotti no quería exponerse, así que dispuso también de un equipo regional. El segundo fue la selección sub 23 que salió campeona en el tradicional torneo de Toulon. El tercero, un equipo con los jugadores provenientes de los equipos de Capital y Gran Buenos Aires, casi una selección mayor si River y Boca no le hubieran retirado sus jugadores un par de días antes del único partido que jugó ese año, un notable triunfo en el Centenario frente a Uruguay. El cuarto equipo es el más asombroso y el que demuestra la visión de Menotti: la Selección del Interior. Jugadores de equipos no afiliados directamente a la AFA, provenientes de los conjuntos que disputaban el torneo Nacional. Esto que podía parecer un gesto folclórico, demagógico, no lo fue. Por más que parezca increíble cinco de los integrantes de esa Selección (Villa, Ardiles, Oviedo, Luis Galván y Valencia) se consagraron campeones del mundo tres años después (en ese año Menotti trabajó con 19 de los 22 que saldrían campeones del mundo).

En el 76 fue tiempo para la goleada frente a Hungría con debut de Maradona incluido, la gira por Europa Oriental (aquella del partido maravilloso de Gatti en la nieve) y una victoria excepcional frente a Uruguay en la que el equipo jugó el mejor fútbol de esa etapa del ciclo Menotti. También fue el momento del éxodo. Ese año le vendieron ocho de los veintiséis jugadores que convocó. En el 77 empezó jugando la Copa de Oro, el torneo de Mar del Plata contra Boca, River, Aldosivi y Newell´s. Luego vino la Serie Internacional en la cancha de Boca, siete partidos consecutivos contra potencias europeas.


En el medio de todo esta competencia El Flaco tuvo que afrontar críticas severas, campañas en contra, rumores de renuncia, hostilidades por parte de los clubes grandes que no veían con buenos ojos no poder contar con sus jugadores. Menotti resistió con pertinaz obstinación.