Cuatro hombres acusados de perpetrar el ataque en una sala de conciertos de Moscú en el que más de 130 personas fueron asesinadas comparecieron el domingo ante una corte de la capital rusa con indicios de haber sido golpeados brutalmente. Uno de ellos apenas parecía estar consciente durante la audiencia, en la que enfrentaron cargos formales de terrorismo.
Un comunicado de la corte indicó que dos de los sospechosos admitieron su culpa en el atentado después de ser acusados en la audiencia preliminar, aunque el estado de los hombres generó interrogantes de si se expresaban con libertad. Previamente habían surgido reportes en la prensa rusa de que tres o los cuatro sospechosos habían reconocido su responsabilidad.
La Corte del Distrito Basmanny de Moscú acusó formalmente a Dalerdzhon Mirzoyev, de 32 años; Saidakrami Rachabalizoda, de 30; Shamsidin Fariduni, de 25, y Mukhammadsobir Faizov, de 19, de cometer un atentado terrorista grupal que derivó en la muerte de otras personas. El delito conlleva una sentencia máxima de cadena perpetua.
La corte ordenó que los hombres, todos ellos ciudadanos de Tayikistán, permanezcan detenidos hasta el 22 de mayo.
La prensa rusa había informado que los individuos fueron torturados al ser interrogados por los servicios de seguridad, y que Mirzoyev, Rachabalizoda y Fariduni mostraban señales de haber sido golpeados, incluida inflamación facial.
Rachabalizoda tenía una oreja vendada. La prensa rusa informó el sábado que a uno de los sospechosos le había sido cortada una oreja durante el interrogatorio. The Associated Press no pudo verificar el informe ni los videos que supuestamente mostraban eso.
El cuarto sospechoso, Faizov, fue llevado al tribunal desde el hospital en una silla de ruedas y permaneció sentado y con los ojos cerrados durante toda la audiencia. Recibió atención médica mientras se encontraba en la sala, donde se presentó con bata y pantalones de hospital. Se le podían ver varios cortes.
Funcionarios de la corte señalaron que Mirzoyev y Rachabalizoda reconocieron su responsabilidad en el ataque después de ser acusados.
La audiencia se llevó a cabo mientras Rusia guardaba un día de luto nacional tras el ataque del viernes a la sala de conciertos Crocus City Hall, ubicada en los suburbios de Moscú, en el que murieron al menos 137 personas.
El atentado, reivindicado por una filial del grupo Estado Islámico, es el más mortífero en suelo ruso en años.
Las autoridades rusas arrestaron a los cuatro presuntos atacantes el sábado, y siete personas más fueron detenidas bajo sospecha de estar involucradas en el ataque, dijo el presidente ruso Vladimir Putin en un discurso a la nación el sábado por la noche. Indicó que fueron capturados mientras huían a Ucrania, algo que Kiev negó tajantemente.
Los eventos en instituciones culturales fueron cancelados el domingo, las banderas ondearon a media asta y la programación de entretenimiento y publicidad en la televisión quedó suspendida, informó la agencia noticiosa estatal RIA Novosti. Un flujo constante de personas sumó objetos a un altar improvisado ubicado cerca de la sala de conciertos calcinada, creando un enorme montículo de flores.
“La gente vino a un concierto, algunas personas vinieron a relajarse con sus familias, y cualquiera de nosotros pudo haber estado en esa situación. Y quiero expresar mis condolencias a todas las familias que resultaron afectadas en este lugar, y quiero rendir homenaje a estas personas”, declaró a la AP Andrei Kondakov, uno de los dolientes que acudieron a colocar flores en el altar.
“Es una tragedia que ha afectado a todo nuestro país”, dijo Marina Korshunova, empleada de un jardín de infantes. “No tiene ningún sentido que niños pequeños hayan quedado afectados por este evento”. Entre los muertos hay tres niños.
Los rescatistas seguían inspeccionando el dañado recinto y el número de muertos subió tras la localización de más cuerpos, mientras familiares y amigos de algunos de los desaparecidos seguían aguardando noticias. El Departamento de Salud de Moscú informó el domingo que ha empezado con la identificación de los cuerpos de las víctimas mediante análisis de ADN, y añadió que el proceso tomará al menos dos semanas.
Igor Pogodaev buscaba desesperadamente cualquier detalle sobre su esposa, Yana Pogodaeva, quien asistió al concierto. Lo último que supo de ella es que le envió dos fotos desde el interior de la sala.
Después de que Pogodaev vio los reportes de que había hombres armados disparándole al público, salió a toda prisa hacia el lugar, pero no pudo encontrarla en el enorme número de ambulancias ni entre los cientos de personas que habían logrado salir del recinto.
“Fui por allí, busqué, les pregunté a todos, mostré fotografías. Nadie vio nada, nadie pudo decir nada”, dijo Pogadev a la AP.
A medida que el número de muertos aumentaba el sábado, Pogodaev recorrió hospitales de la capital rusa y de la región de Moscú en busca de información sobre pacientes recién ingresados. Su esposa no se encontraba entre las 182 personas que se reportaron heridas ni en la lista de las 60 víctimas que las autoridades ya habían identificado, señaló.