Su precisión para leer los vientos le permitió acomodar las velas para aprovechar los cambios, consiguiendo el privilegio del auto adecuado en el momento indicado y así confirmar su capacidad. Así, el impresionante palmarés de Traverso incluyó siete coronas de TC2000 (1986, 1988, 1990, 1991, 1992, 1993 y 1995) siendo dominante en la época dorada de la categoría, con 68 victorias; a lo que sumó tres consagraciones en Top Race (1998, 1999 y 2003). Cosechó también siete subcampeonatos, pasó por la Fórmula 2 Codasur e intentó llegar a la cúspide corriendo en la F2 Europea. Hasta el mundo de los derrapes disfrutó del 'Flaco' en el rally nacional como en la demostración de habilidad del Rally Mundial, por las sierras de Córdoba, con un Renault 18.
Corrió con diversos modelos pero toda una generación de argentinos encontró en la Renault Fuego Coupé el sinónimo de auto deportivo gracias a Traverso. La gloriosa época del TC2000 en la que el coche que vencía el domingo era requerido el lunes en la consecionaria llegó al punto en que la fábrica de Santa Isabel, Córdoba, debió incorporar el color negro, como tenía Juan María por contrato con la empresa de jeans que lo patrocinaba. Además, la icónica victoria con la Fuego prendida fuego en General Roca había envuelto de un efecto sobrenatural a este conjunto. Dentro del TC fue piloto de Ford (luego del trágico accidente de Nasif Estéfano) para conducir uno de los Falcon que marcó la época con siete títulos entre el '72 y el '78, siendo Traverso responsable de los últimos dos de esa camada. Sin embargo, la TV en directo y el crecimiento popular de los años posteriores hizo que sea un símbolo inobjetable la Chevy color violeta con la que se llegó a la consagración consecutiva del '95 al '97, incluyendo las estrategias para esquivar los kilogramos de lastre que correspondían al que ganaba seguido.
Las cosas son difíciles en el viejo continente, por lo que Traverso estaba "satisfecho de no hacer papelones" al término de la campaña de 1979 con un March de Fórmula 2. Cuando se le preguntó por el camino junto a pilotos como Marc Surer, Derek Daly, Eddie Cheever o Keke Rosberg contestó que "de mi bolsillo no pienso poner nada más". Y cumplió, pues regresó a Argentina para ayudar a la familia en el campo, mientras corría a nivel nacional.
Nunca bendijo a un piloto para que siguiera su legado en las pistas; tal vez se sabía inimitable y último en su especie. Su exquisita sensibilidad lo destacó con grandes respuestas a complejas situaciones dentro y fuera de las pistas. Hiriente para el que personalizó sus frases y embelesador para quien disfrutó el humor que lo convirtió en una figura difusa, que endulzaba oídos con amargas verdades o, simplemente, un canchero porque tenía con qué.
Página 12